El movimiento corporal: un aliado del aprendizaje
Body movement: an ally of learning
Recibido:14/08/2021/ | Aceptado:02 /09/2021 | Publicado: 19/09/2021
MSc. Iris Mercedes Prevall Vinent. Escuela Especial Batalla de Ogaden. Pasaje la Rosa e/ 6ta y final, San Miquel del Padrón. irispv12@gamil.com. ORCID https://orcid.org/0000-001-7887-4742
Dr. C Yanelín López Rodríguez. Profesora Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona. yanelinlr@ucpejv.edu.cu. ORCID https://orcid.org/0000-0002-1267-194X
Resumen:
En el presente trabajo se aborda, el movimiento corporal como recurso psicopedagógico capaz de potenciar el aprendizaje escolar; de manera distintiva. El mismo se sustenta a partir de una revisión bibliográfica que permite ofrecer criterios valorativos de los constructos: aprendizaje, y movimiento corporal, desde una postura histórico cultural. Se revelan puntos vinculantes entre aprendizaje y movimiento, aspectos estos que enriquecen el conocimiento del aprendizaje como proceso. Además, se ponen al descubierto las bondades del movimiento corporal como aliado del aprendizaje, a partir de las nuevas revelaciones ofrecidas por la neuroeducación y el neuroaprendizaje. El objetivo de moverse es utilizar el cuerpo y el cerebro, como motores cognitivo, emocional y relacional. Se trata de activar cuerpo y cerebro en su totalidad. En este sentido, aunar aprendizajes con movimiento no sólo es lícito y posible, sino que se muestra como la vía más natural y biológicamente adecuada a nuestra especie. El estudio insta a la transformación de la praxis educativa, cónsona con una visión clarificada a partir de los nuevos hallazgos, y las realidades que envuelven el presente siglo.
Palabras clave: aprendizaje, movimiento corporal, neuroaprendizaje.
Abstract:
In the present work, body movement is addressed as a psychopedagogical resource capable of enhancing school learning; distinctively. It is based on a bibliographic review that allows us to offer evaluative criteria of the constructs: learning, and body movement, from a cultural-historical position. Links between learning and movement are revealed, aspects that enrich the knowledge of learning as a process. In addition, the benefits of body movement as an ally of learning are revealed, based on the new insights offered by neuroeducation and neurolearning. The goal of moving is to use the body and brain as cognitive, emotional, and relational engines. It is about activating the body and brain as a whole. In this sense, combining learning with movement is not only legal and possible, but it is also shown as the most natural and biologically appropriate way for our species. The study calls for the transformation of educational praxis, consistent with a clarified vision based on the new findings, and the realities that surround the present century.
Keywords: learning, body movement, neurolearning
Introducción
La pedagoga Gabriela Mistral acertadamente dijo: “Muchas cosas que hemos menester, tienen espera: el Niño no. Él está haciendo ahora mismo sus huesos, criando su sangre y ensayando sus sentidos. A él no le podemos decir Mañana. Él se llama Ahora.” (Citado por Turner y Pita, 2002, p. XVI) Por su parte Martí, el maestro de la excelencia acotó “… todo esfuerzo por difundir la instrucción es vano, cuando no se acomoda la enseñanza a las necesidades, naturaleza y porvenir del que la recibe…” (Valdés Galarraga, 2007, p. 318)
Estas frases a tenor de ser escritas en épocas diferentes, evidencian lo significativo del aprendizaje en la edad infantil, como etapa en la que ocurren las mayores adquisiciones, que se constituyen en bases de nuevos aprendizajes que apuntan al desarrollo. Aluden además como imperativo, a la necesaria adecuación de la enseñanza a las necesidades y potencialidades de aquel que la recibe, a fin de incrementar el aprendizaje.
Esta comprensión, ha caracterizado el quehacer educativo cubano desde el triunfo revolucionario, convirtiendo la educación y las posibilidades de aprender en un derecho de todos. De ahí la urgente búsqueda de recursos, que apunten a fortalecer las áreas deprimidas frente a los desafíos del aprendizaje, propiciando una atención de calidad para con los educandos. Esta es una tarea pendiente de la Ciencia Pedagógica, relacionada directamente con la calidad educativa y las exigencias de la educación del siglo XXI, agudizada por el impacto de la pandemia del COVID-19.
En la actualidad a partir de los adelantos científico técnicos y los aportes de la teoría del neuroaprendizaje, el movimiento; peculiaridad propia en los niños, se ha convertido en una herramienta eficaz para potenciar el aprendizaje desde el entorno áulico, por ser el espacio por excelencia de aprendizaje en la escuela; aunque todo y todos educan. El aula, entorno clásico de aprendizaje, necesita ser revolucionada con prácticas activas que potencien la implicación y participación protagónica y responsable del educando, y una acción correctiva compensatoria efectiva que favorezca el desarrollo integral de este.
El objetivo de moverse es utilizar el cuerpo y el cerebro, como motores cognitivo, emocional y relacional. Se trata de activar cuerpo y cerebro en su totalidad. En este sentido, aunar aprendizajes con movimiento no sólo es lícito y posible, sino que se muestra como la vía más natural y biológicamente adecuada a nuestra especie.
Precisamente, este trabajo tiene como objetivo reflexionar sobre la utilización del movimiento corporal como recurso psicopedagógico que potencia el aprendizaje, sustentado desde los aportes de la neuroeducación y el neuroaprendizaje
Materiales y métodos.
Este estudio realiza una consulta bibliográfica para revelar los vínculos entre movimiento corporal y aprendizaje desde los aportes de la neuroeducación y el neuroaprendizaje. Para el mismo se requirió el uso de los métodos teóricos: análisis y síntesis, sistematización y estudio documental; a fin de identificar y sistematizar la información teórica y práctica sobre el tema.
Resultados y discusión.
El término aprendizaje proviene del latín «aprehendivus» que significa “Aprendiz” y «apprĕhendĕre» que significa “Aprender”. Desde tiempos remotos su estudio ha sido abordado por diferentes disciplinas de la ciencia. Su carácter plural y multifacético explica la diversidad de paradigmas, teorías, corrientes y enfoques que se proponen para su entendimiento. (Cerezal y Herrera, 2018)
Desde el enfoque histórico-cultural, se reconoce el carácter interactivo del desarrollo y el papel de lo social en relación con lo biológico, definiendo el aprendizaje como: “el proceso de apropiación de la cultura, mediada por otros y automediada, en entornos que constituyen fuente de aprendizaje para potenciar el desarrollo” (Citado por Gómez, et al., 2014, parr, 3). Desde esta posición se enfatiza el papel protagónico del educando, el valor de las aportaciones ofrecidas por la cultura en el intercambio con los otros, y la necesaria provisión de entornos que realmente propendan al desarrollo.
Esta perspectiva reafirma el fundamento filosófico que se asume sobre la concepción dialéctica materialista del mundo que fundamenta la educabilidad del ser humano desde una visión holística, determinada histórico y socialmente. Se considera el ser humano como centro de atención y se pondera el papel del trabajo cooperado y multidisciplinar para lograr transformar realidades socio psicopedagógicas.
Resulta significativo destacar la visión vigotskiana de elementos de interés que vinculan movimiento y aprendizaje:
- “el buen aprendizaje es aquel que precede al desarrollo y contribuye determinantemente a potenciarlo” (Citado por Veloso, Rodríguez, López y Veloso, 2006, p.71). En el movimiento está la génesis del aprendizaje. El desarrollo neurocognitivo, no solo se limita a las primeras experiencias en el comienzo de la vida, donde la actividad motriz se anticipa a la acción mental, coincidiendo después ambos aspectos, para finalmente la acción motriz ser subordinada por la acción mental, sino que el mismo está permeado por el movimiento corporal, ya sea de tipo relacional o interno, puesto que el ser humano siempre está en movimiento durante toda su vida.
- La mediación: el movimiento corporal en sus formas organizadas e intencionadas, es un mediador para el desarrollo de las funciones psíquicas superiores que intervienen en el aprendizaje. (Febles, 2003).
- La vivencia: Ella es la expresión de la unidad de lo afectivo y lo cognitivo; y el movimiento corporal por sus características es un exponente de esta. Posibilita el conocimiento de la realidad desde la propia interacción que el cuerpo tiene desde sus inicios, con el entorno que le rodea.
La perspectiva Histórico Cultural del desarrollo psíquico, hace posible considerar el desarrollo humano y por ende el aprendizaje, como un producto de la interrelación dialéctica entre lo biológico y lo social; el cuerpo y la subjetividad, el movimiento corporal y la psicogénesis. Nexos o principios que le otorgan amplitud y universalidad a esta escuela psicológica que considera que formar seres sanos, activos y capaces de autotransformarse es un proceso lento y largo, que ha de iniciarse a partir de acciones concretas que involucren tanto lo físico como lo psíquico, lo externo como lo interno, lo corporal como lo espiritual.
Numerosos han sido los autores que desde esta perspectiva han abordado el término aprendizaje, destacando elementos enriquecedores. Silvestre (2000) planteo que: “El aprendizaje es un proceso en el que participa activamente el alumno, dirigido por el docente”. (p.8) Para Castellanos, Castellanos, Llivina y Silverio (2002) es el proceso dialéctico de asimilación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir; resultantes de la actividad del individuo y de la interacción con los otros.
Compartimos el criterio de Rico (2002) cuando reconoce el aprendizaje como: “El proceso de apropiación por el niño de la cultura, bajo condiciones de orientación e interacción social. Hacer suya esa cultura, requiere de un proceso activo, reflexivo, regulado, mediante el cual aprende de forma gradual, a cerca de los objetos, procedimientos, las formas de actuar, las formas de interacción social de pensar, del contexto histórico social en que se desarrolla y de cuyo proceso dependerá su propio desarrollo”. (citado por Rico, Santos y Martin-Villa, 2004, p.13)
El análisis de las definiciones expuestas, posibilitan identificar elementos medulares como que el aprendizaje demanda de los sujetos una intensa actividad cognoscitiva y que es resultado de un proceso dialéctico, significativo, personológico, cooperativo, activo, reflexivo y creativo. Esto supone utilizar como resorte para su consecución todo lo que está disponible en él, inclusive el cuerpo.
Por otra parte, el movimiento está ligado a la vida del ser humano desde su concepción, formando parte de su desarrollo ontogenético y filogenético. El cuerpo en movimiento constituye la matriz básica del aprendizaje infantil ya que todo lo que el ser humano realiza para conocer, relacionarse y aprender lo hace a través del cuerpo. Febles (2003) argumenta que: “El cuerpo muestra lo que es tan solo en movimiento, cumpliendo diferentes funciones; entre ellas las psíquicas superiores que denominó L. S. Vygotski. En su movimiento existe una unidad de lo físico y lo psíquico; de lo biológico, lo social y lo psicológico; unidad cuerpo-mente y de lo psicológico y lo fisiológico; que no es por identidad, ni adición, sino por interrelación dialéctica entre dimensiones de un mismo fenómeno, que se transforman conjunta y mutuamente”. (p. 274)
La esencia histórico-social del ser corporal ha devenido como resultado de las complejas interrelaciones en las condiciones de vida, comunicación y actividad en que se ha desarrollado el hombre. Al igual que lo orgánico, el cuerpo, junto a lo psicológico, experimenta un condicionamiento histórico que no es adaptación pasiva, sino transformación creadora que en cada instante deja de ser lo que realmente era para convertirse en algo nuevo.
El cuerpo constituye un mediador, portador, transformador de la subjetividad individual y su función se integra a la de otros sistemas de signos que el sujeto personaliza, interiorizándolos en las dimensiones respectivas. De igual manera, el cuerpo al expresarse, exterioriza, revela la subjetividad, ocurriendo un proceso de transformación y acomodación que contribuye a su fortalecimiento” (Febles, 2000).
Por consiguiente, desde esta visión que empatiza la concepción biopsicosocial del desarrollo humano y del aprendizaje, es que concibe el movimiento como un recurso psicopedagógico para potenciar el aprendizaje, teniendo además como antecedente, la concepción de López, 2006 sobre la utilización de la Expresión Corporal como recurso psicopedagógico, concibiéndolo como “una herramienta que utiliza el cuerpo y sus formas organizadas de movimiento como mediador en el proceso de diagnóstico e intervención escolar que se realiza con un propósito dirigido de crecimiento personal y grupal. Toma como base la expresión corporal cotidiana del sujeto y se caracteriza por la realización de actividades dinámicas, favorecedoras de la creatividad, la imaginación, la exteriorización de sentimientos, sensaciones, emociones, estados de ánimos, el intercambio de mensajes con los otros y el desarrollo del gusto estético en el individuo”. (p.45)
La autora de referencia analiza que la Expresión Corporal es un método activo de mediación, que enriquece el número, cada vez más creciente, de herramientas psicopedagógicas disponibles para el proceso de diagnóstico e intervención escolar que se nutre de las mismas fuentes teóricas y metodológicas existentes para el tratamiento del movimiento corporal en el escenario escolar.
Una mirada al movimiento desde la neurociencia ofrece los siguientes argumentos de novedad:
- el movimiento otorga una serie de experiencias que articulan y diseñan el cerebro.
- el cuerpo humano y el cerebro aprenden no solo del entorno, sino de las interacciones entre el entorno y el cuerpo (Lois, 2010, citado por Cañabate, Colomer y Olivera , 2018, p.145)
- la parte del cerebro que procesa el movimiento es la misma que procesa el aprendizaje. (Strike y cols. (s.f), citado por Ortiz Pulido, 2015, p. 12)
Lení y Wey (2015) señalan que el cuerpo y el movimiento de los niños ayudan a mejorar la atención, memoria, concentración y todas aquellas actividades cognitivas clasificadas como superiores (Citado por Duarte, Rodríguez y Castro, 2017, p. 206). Roster (2014) destaca que estar activos juega un rol directo en cinco principios compatibles con el cerebro durante la experiencia áulica:
- El cerebro es atraído por la novedad: Los seis principios del movimiento pueden ser utilizados para lograr este deseo de novedad.
- El cerebro presta atención al movimiento: desplazarse con un propósito mantiene la atención y focaliza al alumno.
- El cerebro necesita interactuar con las personas y cosas de su medio ambiente: las actividades de cohesión en el aula utilizando el movimiento construyen un sentimiento de comunidad e interacción entre los alumnos.
- El aprendizaje es más fácil de depositar, recordar y recuperar si este tiene un componente emocional: el ejercicio a menudo genera un estado emocional positivo logrando que los alumnos conecten el aprendizaje con emociones positivas.
- El cerebro opera sobre las experiencias concretas: pocas cosas son más concretas que utilizar el movimiento para aprender o repasar un concepto.
Al respecto Romo (s.f.), pedagoga y especialista en neurociencia, lo resume con una frase muy ilustrativa:” Al cerebro le interesa lo que cambia, no lo constante”. Y, desde luego, tener a los niños muchas horas al día sentados en la misma postura mirando a la misma pizarra, día tras día… mucho cambio no tiene " (Aprendeaver, 2019, parr. 1) .
Hoy más que nunca se necesita atemperar los aportes de las ciencias a las realidades educativas del sujeto y el contexto, un contexto que por demás está matizado por el impacto de la pandemia del COVID -19, que se torna en agravante de necesidades y generador de secuelas. El distanciamiento y aislamiento social, entre las medidas preventivas para no contraer el virus, han producido un impacto considerable en las personas y la sociedad. Las mismas afectan el desarrollo físico, psíquico, social, el aprendizaje, y el comportamiento.
Algunas reacciones psicológicas observadas en los infantes y adolescentes durante una pandemia que se hará parte del escenario escolar, y que atentan contra el aprendizaje son: en los infantes y adolescentes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) con sus características disruptivas, un aumento en la intensidad de estos síntomas, agravadas además por el maltrato infantil del que pueden ser objeto. En los menores entre 5 y 11 años: cambios del comportamiento, irritabilidad, pasividad, aislamiento, agresividad, conductas regresivas (succión del pulgar, pérdida del control esfinteriano, regresión del lenguaje) y terror nocturno, fallas en la atención y concentración, hiperactividad, respuestas lentas y dificultades de memoria y estrés. (Galiano, Prado y Mustelier, 2020, p. 7-13). Además de la afectación al libre movimiento, que es una cuestión esencial para la niñez. Esta es otra de las razones que sustentan la elección del movimiento como recurso psicopedagógico a incluir hasta el contexto áulico, para responder a estas necesidades agravadas.
Como incentivos para realizar actividades que generan movimiento en el aula, Roster (2014) destaca que:
- Proveer de un “recreo cerebral”. Da al cerebro un descanso del trabajo académico, considerando cómo aprende el cerebro desde un punto de vista fisiológico. Aproximadamente el 90% de nuestro oxígeno corporal y cerebral está “estancado”, a menos que realicemos una inspiración profunda o nos paremos y nos pongamos en movimiento. Una disminución del oxígeno puede generar problemas de concentración y memoria.
- Energizar al cuerpo y refocalizar al cerebro, mejorando el funcionamiento cerebral y por ende el rendimiento académico.
- Mejorar el estado físico y emocional del educando reduciendo el estrés.
- Posibilitar aprender en forma más eficaz.
Blakemore y Frith (2011), afirman que un simple ejercicio antes del comienzo de la clase mejora en los niños su predisposición física y psicológica hacia el aprendizaje, con mayor motivación y atención. El ejercicio sería como un fertilizante de las neuronas; las alimenta, las refuerza y las protege, y al mismo tiempo, lo que se logra con el ejercicio es que obligue al cerebro a que trabaje, se regenere y fortifique, como otro músculo del cuerpo, creando un entorno favorable para que las neuronas se puedan comunicar bien entre ellas. (Citado por Gago y Elgier, 2018, párr. 22)
Otro elemento positivo que justifica la implementación de estos ejercicios desde el entorno áulico lo da Ibarra (2008) al señalar que pueden ser puestos en práctica en cualquier lugar y momento, pues en su mayoría son muy simples y aplicables en cortos tiempos (p. 10).
Importante es considerar que tanto la expresión corporal, la gimnasia cerebral como actividades físicas que optimiza el funcionamiento del cerebro y generan neurotransmisores como la serotonina encargada de reducir la ansiedad y regular los estados de ánimos, y endorfinas, llamadas hormonas de la felicidad o el placer. Se aumentará la producción de acetilcolina que es fundamental para favorecer los estados de atención, aprendizaje y memoria. Y por último la noradrenalina y la dopamina que intervienen en los procesos de atención, provocando que los periodos de aprendizaje puedan ser más largos. De esta forma el uso del movimiento permitirá un clima agradable que tendrá como consecuencia directa una mejora de los procesos de aprendizaje. Se pretende por tanto que, el movimiento se interiorice y se articule como recurso psicopedagógico para enseñar y aprender, brindando al docente, múltiples bondades para complementar un verdadero proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador.
Conclusiones
El estudio realizado evidencia la necesidad inminente de potenciar el aprendizaje de los educandos con dificultades en los procesos cognitivos que subyacen en su base, agravadas por el contexto actual de confinamiento físico y distanciamiento de la institución escolar. El mismo provee una nueva mirada al movimiento como recurso psicopedagógico válido para potenciar el aprendizaje al ser una condición innata en el educando y gestor de un tejido neuronal amplio y fuerte que solo tendrá que llenarse de contenido. Insta a la transformación de la praxis educativa, en consonancia con una visión clarificada a partir de los nuevos hallazgos, y las realidades que envuelven el presente siglo.
La utilización del movimiento como recurso psicopedagógico constituye una vía efectiva de salud, no sólo física, sino mental y espiritual. Su influencia en la estimulación y aprovechamiento de las potencialidades corporales, promueve en el sujeto la formación y desarrollo de recursos psicológicos que le permiten a centrar la atención en su mundo interno en estrecha relación con los estímulos externos, creando condiciones para el trabajo consciente y por consiguiente la disposición para el aprendizaje.
Como epílogo el pensamiento socrático que reza: "Solo el conocimiento nos hace mejores”. (Frases de hoy) Y las palabras del Che cuando dijo: “El conocimiento nos hace responsables”. (Expansión, 2017).
Referencias Bibligráficas
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Revista Científica Pedagógica “Horizonte Pedagógico”. Vol. 10. No. 3. 2021 julio - septiembre