La formación desde el pensamiento educativo cubano del Instructor de Arte como un educador social. Retos y desafíos

The formation from the Cuban educational thought of the Art Instructor as a social educator. Challenges

Recibido:10/01/2022 | Aceptado: 06/03/2022 | Publicado: 19/03/2022

Aylín Alvarez García. Licenciada en Educación. Especialidad Instructores de Arte. Primera Secretaria de la UJC Nacional. aylinag@gmail.com ORCID https://orcid.org/0000-0001-9709-3730
Keyla Rosa Estevez García. Directora Centro de estudios sobre la juventud. Licenciada en Educación. Dr. C. en Ciencias Pedagógicas. Postdoctoral en Ciencias Sociales Niñez y juventud. keylarestevezgarcía@gmail.com ORCID https://orcid.org/0000-0003-1407-2541

Resumen:
El artículo que se presenta, pretende realizar un análisis acerca de las consideraciones relacionadas con la formación del instructor de arte como un educador social en la sociedad cubana actual, que se caracteriza, entre otras cosas, por su capacidad para interactuar con personas de diferente procedencia social y hacerse entender por ellas, que a partir de su desempeño tanto en el contexto de la escuela, considerada principal centro cultural de la comunidad y en la casa de la cultura desde sus funciones pedagógicas artísticas, logra una transformación cultural en su contexto de actuación, fortalece los valores sociales, las necesidades espirituales y fomenta la defensa de la identidad nacional desde la educación y la cultura.
Palabras clave: formación, educador social, instructor de arte
Abstract:
The article that is presented, intends to carry out an analysis about the considerations related to the formation of the art instructor as a social educator, in the current Cuban society, which is characterized, among other things, by its ability to interact with people of different social origin and be understood by them, that from its performance both in the context of the school, considered the main cultural center of the community and in the house of culture from its artistic pedagogical functions, achieves a cultural transformation in its context of performance, strengthens social values, spiritual needs and promotes the defense of national identity from education and culture.
Keywords: training, social educator, art instructor


Introducción
Las exigencias históricas y sociales del siglo XXI en Cuba y en el mundo imponen la necesidad de poner todo el saber y el legado heredado en función de la formación de profesionales que desempeñen exitosamente su labor con independencia del contexto en que se encuentren. Es la forma de aprovechar las experiencias pasadas para transformar el presente y construir el futuro. Por tal motivo es muy importante lograr en la formación del Instructor de Arte un trabajo sistemático y coherente, intencionado a la formación de un estudiante que, a partir de sus capacidades y compromisos, desarrolle un grupo de habilidades y destrezas: cognitivas, lingüísticas, motivacionales, instrumentales, laborales, y artísticas, entre otras. Es imprescindible para lograr tal empeño poner en práctica lo mejor del pensamiento educativo cubano y la aplicación de la ciencia y la técnica.
Para este estudio el análisis de la obra de los grandes pedagogos cubanos y sus valoraciones y aportes acerca de la categoría formación, se hace necesario, para lo cual es imposible dejar de mencionar al padre Varela y su trascendental obra, la cual ha sido objeto de amplios estudios en Cuba, desde el siglo XIX hasta la actualidad por diferentes generaciones, entre los que se destacan en diferentes períodos históricos: José Ignacio Rodríguez, fines del siglo XIX, Antonio Hernández Travieso, mediados del XX, y Eduardo Torres Cuevas, a fines del siglo XX.
Al realizar un análisis del concepto de educador social se coincide con lo expresado por la investigadora Nkhulwavo (2016) cuando plantea que en las diferentes sociedades puede constatarse que no difieren mucho, donde se pueden señalar como fundamentales los aspectos siguientes:
•           Es un agente educativo que interviene en la realidad sociocultural para mejorarla y ayudar en la emancipación de personas con dificultades sociales o en riesgo de exclusión social.
•           El educador social interviene con los más diversos grupos etarios (niños, jóvenes y adultos) en diferentes contextos sociales, culturales, educativos y económicos.
•           Es un defensor de los derechos humanos que trabaja en los campos de la educación no formal y en la educación de adultos, donde realiza intervención socioeducativa con población de riesgo (p. 38).
Teniendo en cuenta lo antes señalado podemos plantear que los educadores sociales son profesionales que trabajan en la educación de niños, jóvenes y adultos con dificultades en su inserción en los diferentes contextos sociales, culturales, educativos y económicos. El educador social trabaja con todo tipo de personas en la preparación para su vida social e independiente. En tal sentido se podría afirmar que el educador social se constituye en un mediador; en un agente participativo capaz de vivir y sentir las necesidades de la población con la que interactúa y ayuda con su accionar e ideas a la transformación en el modo de actuar y pensar, mostrándoles la dirección que tienen que seguir para mejorar su situación de vida en colectivo. Desarrolla acciones de intervención y mediación socioeducativa en diferentes escenarios, con el fin de mejorar la realidad de las personas con las que interviene.

Materiales y métodos.
Se asume la concepción dialéctico materialista como método general de la ciencia, desde una investigación macro social sobre la educación, activa, participativa, mixta o combinada concurrente, con énfasis en lo cualitativo se combinaron métodos de nivel teórico y empíricos. Dentro de los métodos teóricos propios de la investigación educativa se empleó el analítico-sintético, el inductivo-deductivo, y la sistematización. Como métodos empíricos se utilizó  el testimonio y la entrevista y se empleó la técnica del fichado bibliográfico y el análisis de contenido.
Se asumió la sistematización realizada por la investigadora Paula Sánchez Ortega (2007) en el marco del proyecto Varona, en la que explicita los fundamentos y necesidades sociales, históricas, culturales, artísticas, pedagógicas y didácticas en la formación de los profesionales que desarrollan la actividad docente, la promoción artística cultural, la investigación y la creación artística.

Resultados y discusión.
En el contexto histórico social que vive la educación cubana en la actualidad, la necesidad de las transformaciones que deben acontecer en el ámbito institucional para poder perfeccionar el trabajo educativo, con vistas a cumplir los fines y objetivos propuestos en la formación de los estudiantes, debe verse como un proceso continuo, de esclarecimiento, de demostración, de convencimiento y sin imposición, para lograr que los diferentes agentes y agencias estén comprometidos, con sentido de pertenencia, y comprendan la pertinencia de lo que se plantea.
La urgencia de cambios en la educación, como transformador del hombre, para lo cual se debe tener muy presente el pensamiento de los grandes pedagogos. Los educadores, investigadores y especialistas de hoy deben retomar lo mejor del pasado y con un pensamiento abierto y creativo diseñar el futuro, siempre poniendo en el centro de atención la formación del estudiante que va a enfrentar un mundo lleno de dificultades, con grandes crisis económicas y con un desarrollo tecnológico sin precedentes, donde él, como agente activo, será quien deba adaptarse a la realidad y transformarla en beneficio de la sociedad y defendiendo sus propios intereses.
En un análisis de esta naturaleza el pensamiento martiano que constituye fuente teórica de la educación cubana y es la síntesis creadora de lo más genuino del pensamiento pedagógico cubano. Martí concebía la educación como un derecho del ser humano. Era un pedagogo innato, que tenía fe profunda en la educación, sobre todo en aquella que prepara realmente para la vida. Atribuía gran importancia a los sistemas educativos, planes de estudio, programas, métodos y actividades, es decir, al conjunto armónico que conlleva a la formación de un hombre nuevo.
Al referirse Martí (1965) a la educación dijo: “La educación nueva hacía surgir al hombre nuevo del cual América Latina estaba necesitada: hombres vivos, hombres directos, hombres independientes, hombres amantes, eso han de hacer las escuelas, que ahora no hacen eso” (p. 85). Es evidente que un hombre formado integralmente es el que el apóstol quería ver surgir en las escuelas de América Latina, considerando que la formación del hombre debe tener un carácter integral; para ello se debe lograr en el estudiante la unidad dinámica entre los conocimientos útiles, el desarrollo del pensamiento creador, la responsabilidad de actuar para transformar el medio natural y social que lo rodea y la formación de valores morales. En armonía con este pensamiento Cuba inició y lleva adelante una profunda revolución cultural y educacional. Como resultado de este empeño, se elevan extraordinariamente los niveles educacionales de la población.
El pensamiento formativo de Fidel Castro (1979) como máximo exponente de las ideas martianas. Al referirse a la educación precisa la concepción martiana en las condiciones de una profunda revolución social. “Educar es preparar para la vida, comprenderla en sus esencias fundamentales, de manera que la vida sea algo que para el hombre tenga siempre un sentido, sea un incesante motivo de esfuerzo, de lucha de entusiasmo (…)”
En el pensamiento y en el accionar de Fidel Castro siempre han estado presentes los jóvenes, como el centro de las principales transformaciones y cambios en el desarrollo de la construcción de una sociedad cada día más justa y con una cultura integral capaz de adaptarse a las nuevas y cambiantes condiciones que nos depara el desarrollo del mundo actual. En su definición sobre educar, en los primeros años de la revolución, se puede apreciar la línea de trabajo a seguir y la continuidad del pensamiento martiano de formar hombres que estén preparados para enfrentar los retos que tienen ante sí, y para ello, en el contexto de la formación del Instructor de Arte , es necesario realizar los cambios y las transformaciones que permitan cumplir con la formación de ese joven capaz de tomar decisiones acertadas para forjar su futuro en beneficio de la sociedad y en correspondencia con sus necesidades y aspiraciones personales.
Los educadores sociales son profesionales que trabajan en la instrucción con niños, jóvenes y adultos con dificultades en su inserción en los diferentes contextos sociales, culturales, educativos y económicos. El educador social trabaja con todo tipo de personas en la preparación para su vida social e independiente.   
Entre estos apoyos educativos están los siguientes: 
• La educación y la enseñanza son fuerzas fundamentales para sostener el desarrollo pleno del país y garantizar la unidad nacional.
• Mediante la educación bien organizada y con una alta calidad se puede lograr desarrollar la conciencia de la unidad nacional, a pesar de las diferencias económicas y culturales que existen entre las diferentes regiones del país.
• Se percibe un gran afán de unir la educación a la cultura.
• En cuanto a la ética se insiste en la formación de un hombre que piense, ame, luche por la unidad y que adquiera la cultura moderna más desarrollada,  que sea solidario con todos e inclinado a ayudar a los otros, no solo nacionales, sino a otros países que necesiten de colaboración.
• Se insiste en la necesidad de poner la educación a la altura del desarrollo contemporáneo, sobre todo en lo relacionado con las tecnologías de la información y de la comunicación, para situar al ser humano a la altura de los tiempos e introducirlas en todos los niveles y tipos de enseñanza.
• La vida misma, en pleno proceso de desarrollo, tiene que convertirse en inspiración para la creatividad, no solo tecnológica sino en el plano artístico.
En tal consideramos que se constituye en un mediador; es un agente participativo que vive y siente las necesidades de la población con la que interactúa y ayuda con su accionar e ideas a la transformación en el modo de actuar y pensar, mostrándoles la dirección que tienen que seguir para mejorar su situación de vida en colectivo. Desarrolla acciones de intervención y mediación socioeducativa en diferentes escenarios, con el fin de mejorar la realidad de las personas con las que interviene.
El educador social trabaja también en los campos de la educación no formal, desempeñando una ardua labor en las transformaciones que se gestan a nivel comunitario y local, capaz de conquistar el espíritu y llegar a las fibras y corazones de los sujetos, realizando acciones tales como:
•          Animación sociocultural y gestión cultural.
•          Educación para el ocio y tiempo libre.
•          Intervención socioeducativa en educación ciudadana.
•          Acción socioeducativa con minorías y grupos sociales desfavorecidos.
El educador social emerge de los procesos educativos que pueden gestarse indistintamente en una reunión familiar, en una tribuna, en una movilización, mediante comunicaciones escritas u orales, en una escuela, en la comunidad, mediante un ejemplo, o sea, en una institución familiar, escolar o social” (Fernández, 2006, p. 1). Sintetizan estas características en tres: poseer una conducta social ejemplar, ser un excelente comunicador y con capacidad, ser un verdadero movilizador del pueblo.
Al considerar tales características, se asume el concepto planteado por los autores Fernández Morales y Buenavilla Recio, quienes consideran que:
El educador social es el sujeto que, a partir de las cualidades de su personalidad, ejerce influencia desde la sociedad sobre los individuos y su comportamiento social, contribuye con su labor y su actuación a la adquisición de sus conocimientos y habilidades, a la formación de sus convicciones y valores y a la consolidación de la sociedad. Su capacidad de comunicación le permite, además, trascender a las masas propiciando la universalización de la educación, la justicia social y el desarrollo de la cultura. (Fernández, 2006, p.3)
De la Torre sintetiza esos rasgos de la siguiente manera:

Este último rasgo, considerado como transversal a los anteriores, es lo que distingue esencialmente a un educador social, que desarrolla esa labor de manera consciente, en tanto  está orientada a determinados fines. Se propone despertar conciencias, educar a sus semejantes, desatando sus fuerzas internas e incitándolos a participar en diferentes tareas que dan respuesta a las necesidades sociales de su tiempo.
La formación de un educador social es determinada fundamentalmente por sus relaciones sociales más amplias que son de carácter político, educativas, instructivas,  las cuales no se pueden limitar al desarrollo intelectual, es decir que sus conocimientos no se dan en abstracto pero se articulan con la práctica social donde se desarrolla.
Por eso, la actuación de un educador social es determinada por su conciencia política, capaz de pensar críticamente la realidad y mantenerse vinculado a la educación y formación de los agentes y agencias educativas comunitarias  donde se atempere y contextualice, comprometerse con su lucha y con el esfuerzo para ayudarlas a pensar críticamente la realidad y mantenerse orgánicamente con ellas.
La orientación de los individuos hacia el educador social ocurre precisamente cuando estos lo reconocen como defensor de sus intereses, aspiraciones y necesidades. Por lo tanto, el educador social para la realización de su trabajo necesita tanto de recursos pedagógicos como del ejercicio de la práctica política. Para eso, el campo pedagógico y las posibilidades inmediatas de la escuela se presentan insuficientes, pero su formación intelectual debe ser acompañada de su participación efectiva en organizaciones y movimientos políticos.
Al conceptuarse el educador social se pretende insertar la definición dentro de la acepción de la educación en su sentido amplio, como parte fundamental de la práctica social, que asegura la continuidad de la cultura de un pueblo o como un conjunto de influencias múltiples y diversas que concurren para el proceso de preparación del individuo para que pueda insertarse en la vida de la sociedad.
Desde el enfoque dialéctico-materialista dicha función no se limita a la transmisión con sentido conservacionista, sino que se extiende necesariamente a la renovación de la sociedad, a la creación de condiciones para su transformación, que incluye tanto a la naturaleza como al conocimiento y al mismo sujeto del proceso educativo.
Para la doctora angoleña Rosa De Lima, del ISCED de Huila, el educador social se favorece desde las siguientes cualidades de su personalidad:

Por otra parte Massano (2018) considera que:
Educador Social es el sujeto que se identifica plenamente como: un Orador y un Líder, que enseña y educa a las multitudes, pues posee las cualidades fundamentales para hacer sentir, pensar y tomar decisiones, para convencer al que escucha y haga suyas sus ideas, guiándolos en la comprensión y solución de los problemas vitales de un  país en cada momento histórico (p. 72-73).
En tanto se considera que el educador social es un agente educativo que interviene en la realidad sociocultural para mejorarla y ayudar en la emancipación de personas con dificultades sociales o en riesgo de exclusión social.
Desde este análisis se esboza el concepto de Instructor de Arte como un educador social de la educación y la cultura, un profesional que se forma y se desarrolla para orientar en las manifestaciones artísticas, favoreciendo su contexto de actuación en la comunidad y en las instituciones educativas de diferentes niveles educativos para fortalecer los valores sociales, las necesidades espirituales y fomentar la defensa de la identidad nacional desde la educación y la cultura (Álvarez, 2021).
Reconociendo que la visión de la formación del Instructor de Arte desde el contexto del III Perfeccionamiento del Sistema Nacional de la Educación debe favorecer los retos y desafíos siguientes: 

  1. Reconocer y concientizar que se están viviendo tiempos nuevos y que la educación tiene que reflejar esos cambios, que requieren modalidades de enseñanza-aprendizaje diferentes

Esta problemática ha sido apuntada por el Comandante en Jefe y refrendada por el presidente Díaz-Canel; es por eso que se han estado dando pasos importantes en la universalización de la cultura, y en materia propiamente educativa con el empleo de una forma peculiar del uso de los medios de difusión masiva y el empleo de las TIC. Estas últimas ya sea a través de la modalidades a distancia, semipresencial o virtual en función de la cultura del ciudadano.

  1. Preparar a los educadores para los cambios, pues estos deben comenzar por las personas y no solo para los fenómenos y procesos que están fuera de él. En este caso el “educador tiene que ser educado”, como sentenció Marx en una de sus famosas Tesis.

Es necesario para los cambios propiciar la unidad de la cultura de los expertos con la cultura de la vida cotidiana, para así lograr planes y programas de estudio que cumplan los siguientes requisitos:
•Darle a los estudiantes los elementos básicos de la cultura que le ha antecedido.
•Poner al hombre a la altura de su tiempo, al hacerlo valorar y razonar su propia cotidianidad.
•Darle posibilidades para que sea creador y aportarle a la sociedad y a la cultura para el futuro (responsabilidad de la forma de enseñar (didáctica).

Hacer al maestro y profesor investigador de su propio proceso de aprendizaje para que parta de las soluciones a sus problemas educativos, sin desdeñar el papel de controlador de la calidad desde un diagnóstico real y objetivo.

Conclusiones
La formación pedagógica y artística del Instructor de Arte que se aspira en la sociedad cubana actual como fin de este profesional, sea cual fuere, debe prepararlo como un educador social, desde una formación integral de la personalidad, mediante la ampliación, aplicación y profundización de los contenidos, con un justo balance entre las esferas cognoscitiva y afectiva motivacional de la personalidad.
Debe además estar en correspondencia con los ideales patrióticos y humanistas de la sociedad socialista cubana en su desarrollo próspero y sostenible, expresados en sus formas de sentir, pensar y actuar de manera independiente, de acuerdo con su nivel de desarrollo y particularidades individuales, intereses y necesidades sociales, que le permita prepararse para dirigir el proceso educativo en las manifestaciones de la educación artística en las diferentes instituciones y modalidades educacionales y comunitarias.

Referencias Bibliográficas
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Fernández Morales, M. C. y Buenavilla Recio, R. (2006). José Martí. Paradigma de educador social para la integración de América Latina. La Habana: Editorial Pueblo y Educación.
Gallegos Alfonso E. No hay Patria sin virtud. La Habana: Editorial Unión; 1997. p.44, 61.
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Nkhulwavo Cambinda, R.L. (2016). La labor de Antonio Agostinho Neto como educador social en Angola. Universidad de Ciencias Pedagógico Enrique José Varona. La Habana.Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educación Superior (2021). Proyecto de investigación Formación doctoral interdisciplinaria en Ciencias de la Educación. (CEPES).
Pereira Massano, J y Pérez Lemus, L. (mayo-junio, 2017). Un acercamiento necesario al educador social José Eduardo dos Santos. Revista Electrónica Órbita Científica, (97).

 

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Revista Científica Pedagógica “Horizonte Pedagógico”. Vol. 11. No. 1. 2022 enero ‒marzo

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