Editorial
Resumen
Estimados lectores.
En esta editorial pretende, en primer lugar, precisar si las Ciencias de la Educación forman una unidad en su constitución y funcionamiento, o más bien, se trata de un conglomerado heterogéneo, que solo artificialmente se ha unido por razones exteriores a dichas ciencias. Por decirlo de otra manera, ¿qué puede haber de común entre la dinámica de grupo y la historia de la educación, la economía y la biología de la educación? Algunos especialistas ponen en duda la unidad de las Ciencias de la Educación. ¿Es esto así?, ¿cómo se puede aclarar este particular?
En segundo lugar, la polémica se cierra sobre la pregunta siguiente, ¿disfrutan las Ciencias de la Educación de independencia y de autonomía o son simples apéndices de otros saberes? Se puede reflexionar acerca de si la economía de la educación es algo más que un capítulo de la economía, o, si la psicología de la educación se puede incluir o no del todo en la Psicología.
Este es un problema complejo, en Cuba, porque, por convencionalismos, que son externos a la ciencia, se ha hecho una división entre ciencias pedagógicas y ciencias de la educación. Este particular ha llevado a muchos estudiantes a preguntarse, con un cierto grado de razón, ¿es que la Pedagogía no es una ciencia de la educación?
Por otro lado, las opiniones existen abierta o veladamente, pues, por ejemplo la Psicología Educativa es apreciada como una ciencia Psicológica, y así, se le da su tratamiento, y no menos importante, es el hecho de que la Historia de la Educación y la Pedagogía, para unos, es ciencia histórica pura, y para otros, los menos, por cierto, es una ciencia de la educación. Esto no se expresa públicamente, todos parecen coincidir en que es una ciencia de la educación, pero a la hora de escribir, su tratamiento metodológico la convierte en una ciencia histórica pura. Por lo tanto, hay muchas cosas que aclarar al respecto, que deben tenerse en cuenta para el fortalecimiento de la actividad educativa. No se considera necesario insistir en las confusiones entre la Pedagogía y la Didáctica y su papel en el proceso educativo escolar.
A partir de estas apreciaciones es que se considera necesario hablar acerca del Estatuto epistemológico de las Ciencias de la Educación.
Es conveniente aclarar, qué se va a entender por estatuto y por lo epistemológico. La palabra estatuto proviene del verbo estar, el cual viene del latín stare, que significa: estar en pie, estar en forma, estar inmóvil. Por lo tanto, interesarse por los estatutos de las Ciencias de la Educación viene a ser lo mismo que preguntarse por si dichas ciencias se sostienen, o por el contrario, tambalean y vacilan, hasta tal extremo que cualquier día las vamos a ver caídas, por el suelo y digeridas por otras ciencias.
El término epistemológico posee varias acepciones, en la actualidad, pero en este caso, se refiere a la unidad y autonomía de estas ciencias, en cuanto son conocimientos, prescindiendo de otras consideraciones. Se está haciendo referencia a los conceptos, categorías y principios, o sea, a la Epistemología como Semántica de las Ciencias, cuestión esta de mucho interés en nuestro país, por el tropicalismo predominante en la aceptación de términos y conceptos importados y no suficientemente digeridos. Estamos llenos de inconsecuencias epistemológicas en nuestras ciencias de la educación y esto, en última instancia las debilita como tales.
¿Cuál sería la solución de este conflicto? Para conocer el estatuto epistemológico de las Ciencias de la Educación, se va a enfrentar de una manera diferente a cómo se ha hecho hasta el momento, lo que ha traído confusiones. No se puede resolver el problema a partir de hacer una clasificación de las ciencias de la educación, y colocar a la Pedagogía como centro integrador de todas ellas. En definitiva, estamos jerarquizando saberes, reflexiones, teorías, contra teorías. No es que se esté en desacuerdo acerca del lugar que tiene que ocupar la Pedagogía, y por supuesto la Didáctica entre el sistema de las Ciencias de la Educación, lo que se está cuestionando es que ese no es el fondo de la problemática.
Para encontrar la unidad y su vez la autonomía entre las ciencias de la Educación no se puede partir de las ciencias mismas ya constituidas, no de los saberes, sino del origen más primario de ellos.
Los procesos educativos están ahí. Son acontecimientos individuales o colectivos, que constituyen una unidad funcional y diferente a otros procesos. Se está haciendo referencia al hecho educativo, o a lo que algunos autores llaman la praxis educativa.
Las Ciencias de la Educación tratan el fenómeno educacional tal y como estos pueden ser abordados en su complejidad. Por supuesto, que una sola ciencia no puede hacerse cargo de la educación.
En conclusión, lo que le confiere unidad a las Ciencias de la Educación es la práctica educativa, el hecho educativo, de esta se derivan reflexiones, saberes, teorías que han ido conformando las llamadas Ciencias de la Educación. La Pedagogía y la Didáctica se favorecen desde el saber y el saber hacer, en la manera que una norma y la otra implementa. Las otras Ciencias de la Educación son más recientes, alguna de ellas como la Educación Comparada como ciencia está en estado naciente.
Se aprecia un amplio campo de discusión. Existen hechos educativos que se ofrecen en la familia, en la comunidad, en los grupos, mediante los medios masivos de comunicación, (educación no formal e informal), en la escuela (educación formal y no formal), y por otras vías. Cada una de estas agencias educativas concibe al hecho educativo de una manera diferente, unas, de forma consciente y otras, espontánea. La reflexión se ha centrado, unas veces, en una y en otras oportunidades en otra.
Por supuesto, que es necesario adentrarse en la posición antropológica de la educación y de sus saberes, así como en los Fundamentos de la Educación y de la Pedagogía., para completar estas ideas. Se necesitan muchos estudios teóricos sobre este particular, sobre todo en nuestro país si queremos contribuir a los cambios necesarios que se reclaman.
En fin, las Ciencias de la Educación poseen una unidad dada en el hecho educativo mismo, y por supuesto, en los fundamentos teóricos en que este se interprete.
Las ciencias de la educación poseen autonomía y no son saberes colgantes de otras ciencias que la apoyan.
Atenerse al hecho educativo y el lugar en que este se produce, por supuesto, históricamente condicionado, nos permite diferenciar los objetos de estudio propios de cada ciencia de la educación y su campo. Hay ciencias de la educación que tratan solo el hecho educativo, en sus relaciones con otras manifestaciones educativas, y otras, que se encuentran en la intercepción entre la Educación y otras ciencias, como la Sociología, la Psicología, la Economía, etc., y que al final, conforman el conglomerado de las Ciencias de la Educación.
En este número de la Revista Horizonte Pedagógico, se favorece en la polémica introducida sobre las Ciencias de la Educación, saberes que se manifiestan en los siguientes contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales a tratar por los autores en los resultados-productos de los artículos que se presentan, y se concretan los siguientes temas a la crítica científica: educación en Cuba después de 1959. Una mirada necesaria ; práctica interdisciplinaria, una necesidad para la pedagogía actual; estrategia de influencias educativas en el establecimiento penitenciario jóvenes de Occidente; otra mirada a las historias de vida: una necesidad en la educación superior del nuevo milenio; la obra educativa de Diosdado Pérez Franco; atención a las personas con discapacidad intelectual severa y profunda en los centros médicos psicopedagógicos; desarrollo de la capacidad reflexiva una vía para lograr la interiorización de valores; periodización de la obra pedagógica de Francisco Ariel Ruiz Aguilera desde 1970 al 2015; la actividad científica educacional. Retos y perspectivas desde la dirección de Matanzas.
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